UNA GUERRA PERDIDA

Language: ES
Type: Contributed Column
Publication: Nuevo Herald, El (Miami, FL)
Location: Section: Perspectiva, Edition: Final, Page: 15A
Author: ISAAC LEE
Date: August 7, 2004
Copyright: Copyright (c) 2004 The Miami Herald

 

Nuevo Herald, El (Miami, FL)
August 7, 2004
Section: SECTION: Perspectiva
Edition: EDITION: Final
Page: PAGE: 15A
Memo:PERFILES

UNA GUERRA PERDIDA
SOURCE/CREDIT LINE: ISAAC LEE

Les debería dar pena a los editores de ``National Geographic'', una de las publicaciones más admiradas del mundo, por la portada que le pusieron a la revista del mes de julio. Se titula ``Cocaine Country'' y, desde luego, hace referencia a Colombia.

¿Cocaine Country? Uno la ve y piensa, ¿y ahora cuál es?, ¿que habrá descubierto la National Geographic? Pero no, estamos en lo mismo desde los años ochenta. En la guerra contra las drogas, como en todas las guerras, la propaganda juega un papel crucial. Y hay cosas que se repiten tantas veces, que al final se aceptan como verdad. No suenan raras y nadie las refuta.
Que Colombia tiene un problema con las drogas es cierto. Pero, a estas alturas, eso no es noticia. El informe de la revista no es ni periodístico, ni revelador, ni informativo, ni nuevo. Y, sobre todo, no le aporta nada a un país que lleva ya muchos años poniendo los muertos en esta guerra -policías, jueces, periodistas y ciudadanos del común- mientras que aquí, en Estados Unidos, donde se escribe la National Geographic, los consumidores se llenan a sus anchas las narices de cocaína.

Allá, en el ``Cocaine Country'', en Colombia, todos los días se toman fotos con el radar de la CIA para mirar si hay crecimiento o no de los cultivos ilícitos; se descertifica el país cuando no cumple con las metas de erradicación que impone el Departamento de Estado; fumigan la tierra con glifosato para cerciorarse de que mueran las matas que ya sembraron, y hay más de 500 agentes de la DEA asegurándose de que se haga bien la tarea.

¿Y en Estados Unidos? ¿Todavía no entienden que si aquí no la compran allá no la venden? ¿Y que si aquí la compran y allá no la venden, alguien más la vende? Parece que no. Y parece que no se dan cuenta de que la cocaína es apenas una entre muchas drogas, y que los pocos padres que se preocupan andan sorprendidos por el hecho de que sus hijos llegan sumamente amorosos después de una noche de música techno, y les dicen que el MDMA no hace nada, y los retan a encontrar en la web un artículo sobre los daños que produce el ``e''.

Ahora está de moda en las discotecas de Estados Unidos el Cristal Meth. Un nombre que los colombianos que aparecen en las fotos de la National Geographic nunca han oído mencionar. ¿Por qué no se muestran esas fotos? ¿Dónde está el ``Cristal Meth Country''? Ese sí sería un reportaje interesante y actual. Pero a lo mejor podría generar controversia entre los lectores de Estados Unidos, que no están acostumbrados a que les digan que en sus calles se reparte la última droga, y que ella es Made in USA.

El problema, por supuesto, no es del periodista. El autor del informe es un excelente fotógrafo chileno, que vivió en Colombia y le dedicó cinco viajes (y tres años de trabajo) a preparar su reportaje. Y que antes de dárselo a National Geographic pasó por nuestras oficinas para ofrecérselo a LOFT. Como algunos de nosotros venimos de ahí, del ``Cocaine Country'', entendimos que su historia funcionaba, pero no para quienes la conocemos de cerca.

Todos los editores sabemos lo que es un cierre sin una portada llamativa. Cuando uno edita una revista para hombres, como LOFT, lo peor que le puede pasar es que saque una modelo fea, o que no sea del gusto de sus lectores. Pero cuando uno es la National Geographic tiene que ser consciente de que sus portadas pueden ir más allá y afectar la imagen de un país de 42 millones de personas. Cómo sería de grande la embarrada que en un segundo tiraje de la revista decidieron poner otra portada.

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